Están ahí, en el camino que muchos transitan para ir a trabajar, salir a despejarse o volver a sus casas. Están ahí, plasmadas sobre el asfalto, silenciosas pero tratando de llamar la atención.
Son las más de 160 estrellas amarillas que desde enero de 2018 han comenzado a “aparecer” en las rutas y calles de la provincia. Cada una de ellas lleva un nombre y representa una vida que se apagó tras un trágico accidente de tránsito. Fueron pintadas con gran dolor por sus familiares y amigos para recordarlos y a su vez concientizar a todo aquellos que circulan por allí.
Se trata de una iniciativa que empezó en el 2008 en Córdoba luego de que Julio Ambrosio perdiera a su hija Laura en un siniestro vial y que con el paso de los años se fue esparciendo por todo el país. En el 2018, tras el fallecimiento de su hijo en el carril Mathus Hoyos de Guaymallén, Carina Quevedo y su esposo tomaron la “posta” en la provincia y se pusieron al frente de la coordinación del grupo “Estrellas Amarillas Mendoza”. Desde entonces pintan aproximadamente unas 20 estrellas por mes y acompañan a los familiares en el duro momento que les toca atravesar.
“Perdí a mi hijo Juan Ignacio el 28 de octubre de 2017 cuando tenía 17 años, el 22 de enero cumplía sus 18 años”, comenzó a relatar Quevedo con indisimulable dolor. Luego de su tragedia se enteraron de la iniciativa cordobesa y junto a toda la familia decidieron recordar el cumpleaños del joven pintando una estrella. “Al mes, el 22 de febrero, nos pidieron pintar otra estrella al igual que en marzo. Hasta que dejó de ser una por mes y pasamos a tres o cuatro y ahora son como 20 mensualmente”, destacó la mujer. Conforman un grupo que aglutina a representantes del Valle de Uco, el Sur y el Este provincial. “Nos mancomunamos en un sólo grupo de Mendoza, cuando en el resto del país suele dividirse según departamento”, explicó la coordinadora.
Hablando desde la propia experiencia Quevedo explicó que pintar una estrella es una práctica sanadora. “Con todas las personas con las que hemos pintado las estrellas ha sido un antes y un después. Si bien no nos quita el dolor ayuda a quienes permanecemos de rodillas a intentar levantarnos”, aseguró. Y señaló: “Lo que recomendamos es que lo hagan en algún aniversario de fallecimiento o fecha especial, para pasar ese día de recuerdo con la cabeza ocupada y acompañados, pero no encerrados solos en el hogar”.
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